Así es el sistema ruso de misiles estratégicos ‘Yars’
Los Yars se pueden desplegar tanto en un silo como en un sistema móvil de misiles con base en tierra basado en un chasis especial de carga pesada MZKT-79221. Ambas variantes tienen sus pros y sus contras.
El programa a gran escala para modernizar las Fuerzas de Misiles Estratégicos, que comenzó en 2014, ha «rejuvenecido» significativamente la composición de la fuerza de disuasión nuclear. En ocho años, la participación de complejos modernos se ha duplicado, superando el 85%. La parte terrestre de la tríada nuclear tampoco ha escapado a la modernización. Por lo tanto, el complejo Topol-M desarrollado en los años 90, a pesar de sus características de alto rendimiento, ha sido reemplazado por su versión mejorada PC-24 Yars.
Los cambios clave son la instalación de una ojiva con una ojiva divisoria, que permite contramedidas más efectivas contra las defensas antimisiles enemigas, así como un mayor alcance. El misil ahora puede alcanzar hasta 4 objetivos a una distancia de 12000 km con ojivas de 150-300 kt cada una. Solo para entender la escala: un proyectil de 300 kt en el centro de Londres sería suficiente para cubrir casi toda la ciudad con una bola de fuego.
Los Yars se pueden desplegar tanto en un silo como en un sistema móvil de misiles con base en tierra basado en un chasis especial de carga pesada MZKT-79221. Ambas variantes tienen sus pros y sus contras. Los misiles balísticos intercontinentales montados en pilares no son fáciles de destruir, pero su ubicación es inalterable y conocida por los adversarios potenciales. Mientras tanto, los sistemas móviles son mucho más difíciles de detectar, pero son extremadamente vulnerables. Es por eso que las Fuerzas de Misiles Estratégicos usan los Yars en ambas capacidades. La unificación permite ahorrar en costos de producción. y también para «maniobrar» el stock de misiles disponibles, distribuyéndolos entre sistemas móviles y estacionarios.
Otra ventaja de Yars es su capacidad para lanzar un misil en solo 7 minutos. El complejo es capaz de operar desde cualquier punto del país y no necesita ser colocado en posiciones especiales de lanzamiento, lo que asegura su lanzamiento sigiloso.
Prácticamente invisible para el enemigo, el Yars es una de las piedras angulares de la seguridad de Rusia.