La guerra de Israel es contra Hezbolá, no contra el pueblo libanés
La guerra en la Franja de Gaza podría terminar mañana si Hamás depusiera las armas y liberara a los 101 rehenes israelíes que aún retiene, de los que se cree que sólo la mitad están vivos. No obstante, Hamás parece decidido a luchar hasta el último palestino.
Por Bassam Tawil
Algunos medios de comunicación internacionales están tergiversando la reciente ronda de combates entre Israel y la organización terrorista Hezbolá, respaldada por Irán, como una guerra entre el Estado judío y el libanés. Sin embargo, no es un enfrentamiento entre Israel y el pueblo libanés. Más bien, es una escalada contra un grupo terrorista densamente armado que ha creado un Estado dentro de otro y que actúa siguiendo órdenes de Teherán para avanzar en su objetivo de destruir a la «entidad sionista». Esta guerra fue iniciada hace 11 meses por Hezbolá en apoyo del grupo terrorista palestino Hamás, otro apoderado respaldado por Irán con base en la Franja de Gaza.
El 7 de octubre de 2023, Hamás y miles de palestinos «de a pie» invadieron comunidades israelíes cercanas a la frontera con la Franja de Gaza, asesinando a 1.200 israelíes y secuestrando a más de 240 personas. Israel respondió enviando tropas a la Franja con dos objetivos: liberar a los rehenes y destruir las capacidades militares del grupo terrorista, cuyos estatutos llaman abiertamente a librar la yihad (guerra santa) contra los judíos y su Estado.
El 8 de octubre, día siguiente al atentado de Hamás, Hezbolá abrió un «segundo frente» para ayudar a sus hermanos de Hamás. El 13 de octubre, después de que la ofensiva militar israelí en Gaza comenzara en serio, las filas de Hezbolá comenzaron a disparar miles de cohetes, drones y misiles teledirigidos contra las comunidades israelíes a lo largo de la frontera con Líbano. Como resultado, Israel se vio obligado a evacuar a decenas de miles de residentes del norte. Desde entonces, las familias desplazadas no han podido regresar a sus hogares, algunos de los cuales han quedado gravemente dañados o completamente destruidos.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y su Gobierno han hecho gala de una increíble autocontención ante la guerra de desgaste de Hezbolá. Hicieron todo lo posible para evitar una guerra a gran escala, principalmente para evitar dañar a civiles inocentes. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han advertido repetidamente a los civiles libaneses de que huyan hacia el norte, fuera del peligro. Además, su respuesta al bombardeo diario de cohetes y aviones teledirigidos se ha limitado a ataques contra terroristas y sus instalaciones militares.
¿Cómo replicaría Estados Unidos si una organización terrorista mexicana lanzara miles de misiles y aviones no tripulados contra ciudades estadounidenses?, ¿toleraría este tipo de ataques durante casi un año?, ¿aceptaría una situación en la que decenas de miles de sus propios ciudadanos se vieran obligados a huir de sus hogares y convertirse en refugiados en su propio país? ¿Cómo respondería Francia si sus ciudades fueran atacadas por terroristas con base en países vecinos como Bélgica, España o Alemania?, ¿pedirían los franceses negociar con los terroristas o ejercerían su derecho a la autodefensa?
El 19 de septiembre, el secretario general de Hezbolá, Hassan Nasrallah, prometió que las embestidas contra Israel continuarían hasta que terminara la guerra en Gaza. Hizbulá, dijo, seguirá apoyando a los palestinos de Gaza «sin importar las consecuencias, los sacrificios o los escenarios que se desarrollen». Nasrallah además amenazó con que no permitirá regresar a los israelíes que hayan evacuado sus hogares, dando a entender que podría estar planeando invadir y ocupar el norte de Israel.
Al líder de Hezbolá, obviamente, le preocupa más el bienestar de Hamás que el del pueblo libanés. Parece creer que la guerra que libró contra Israel hace meses podría salvar a Hamás, permitiéndole seguir gobernando la Franja. Nasrallah y sus patrocinadores iraníes están dispuestos a destruir Líbano y sacrificar a montones de ciudadanos libaneses para mantener a Hamás en el poder. Están, al parecer, decididos a impedir la caída de uno de los apoderados del terror de Irán en Oriente Próximo. Hezbolá ha tomado la decisión de mantener cautiva a toda la población libanesa para proteger a los asesinos y violadores que llevaron a cabo las masacres del 7 de Octubre.
A principios de esta semana, Israel publicó pruebas fotográficas de armamento de Hezbolá colocado en el interior de viviendas en el sur del Líbano. Había misiles de crucero, cohetes con enormes cabezas nucleares, aviones no tripulados. En un caso, las FDI revelaron fotos de un misil de largo alcance, montado en un lanzador hidráulico, en el ático de la casa de una familia libanesa.
Se trata de la misma táctica utilizada por Hamás durante las dos últimas décadas. El grupo terrorista palestino también ha colocado armas y lanzamisiles en zonas densamente pobladas de la Franja: viviendas, hospitales, mezquitas, instalaciones de las Naciones Unidas y escuelas.
El objetivo bélico de Jerusalén es impedir que Hamás pueda repetir las atrocidades del Sábado Negro. Poco después del ataque, un alto cargo de aquel grupo, Ghazi Hamad, declaró que están dispuestos a repetir las masacres de aquel día hasta que Israel sea aniquilado:
«La ‘Inundación de Al-Aqsa’ [nombre con el que Hamás denomina al 7 de Octubre] es sólo la primera, y habrá una segunda, una tercera, una cuarta, porque tenemos la determinación, la resolución y las capacidades para luchar. Debemos dar una lección a Israel, y lo haremos una y otra vez. Israel es un país que no tiene cabida en nuestra tierra».
La guerra en la Franja de Gaza podría terminar mañana si Hamás depusiera las armas y liberara a los 101 rehenes israelíes que aún retiene, de los que se cree que sólo la mitad están vivos. No obstante, Hamás parece decidido a luchar hasta el último palestino. Evidentemente no le importa si miles mueren en la guerra, su principal objetivo es aferrarse al poder.
La guerra en Líbano podría terminar mañana si Hezbolá dejara de apuntar cohetes y aviones no tripulados contra ciudades israelíes. Sin embargo, hasta ahora no ha indicado tener intención de detenerse.
Muchos libaneses se oponen al intento de Hezbolá de arrastrar a su país a una guerra en nombre de Hamás e Irán. Dirigiéndose al secretario general de Hezbolá, el periodista y analista político libanés Ghassan A. Bou Diab escribió:
«Han sumido a su comunidad y a su pueblo en un conflicto, cuyo término sólo Dios conoce, contra Israel, un estado que se encuentra en la vanguardia de los avances tecnológicos y militares y que goza de una amplia red de relaciones internacionales, bajo el pretexto de apoyar el frente en Gaza».
«El día después de que la organización terrorista Hamás iniciara su fatídica operación, comenzaron a disparar contra el territorio israelí, provocando que decenas de civiles inocentes huyeran de sus hogares. Apoyaron a la organización terrorista en el horrible crimen de secuestrar rehenes y de utilizar civiles como escudos humanos».
«Esto fue precedido por sus constantes amenazas, diciendo que mantendría a los israelíes en vilo y que estaba preparado para ‘destruir Israel en siete minutos y medio'».
«Las apuestas equivocadas han caracterizado su mandato. Apostó a que Israel no podría resistir una guerra prolongada, pero el Estado judío sorprendió a todos y los enfrentamientos continúan casi un año después. Apostó por el colapso de las instituciones políticas, de seguridad y militares si se abrían varios frentes; sin embargo, Israel demostró estar cohesionado. De hecho, forjó un nuevo contrato social tras los acontecimientos del 7 de Octubre, centrado en la lucha por la existencia.»
«Apostó por una intervención iraní directa en la batalla, sólo para ver cómo Jamenei se limitaba a rezar y buscar cobijo en cuanto portaaviones estadounidenses, equipados con tecnologías de quinta generación, surcaron aguas cercanas con un armamento aterrador, capaz de aniquilar medio planeta. Usted confió en la presión diplomática internacional y en las protestas en todo el mundo, pero fracasó porque su propio bando inició la agresión».
Hezbolá ha decidido destruir Líbano y sacrificar a sus ciudadanos para mantener a Hamás al frente de Gaza. No ha dejado otra opción a Israel que defender a su pueblo con una ofensiva antiterrorista. Después de que Hamás trajera una nakba (catástrofe) a los palestinos de la Franja, Hezbolá está haciendo lo propio con el pueblo libanés.