El programa espacial chino, diseñado para derrotar a Estados Unidos
Lawrence A. Franklin |
La «carrera espacial» entre Estados Unidos y China no es más que una de las dimensiones de la actual Guerra Fría entre las dos superpotencias. Los programas espaciales nacionales de ambos países son de amplio alcance y abarcan todo el espectro científico. Tanto Estados Unidos como China están centrados en obtener logros espaciales espectaculares para influir en el mundo sobre qué superpotencia heredará el futuro. Cada rival aspira a ser el primero en hacer aterrizar un ser humano en Marte.
Es mucho más importante que la anotación de logros espectaculares, sin embargo, la pregunta sobre qué nación logrará el dominio militar en el ámbito del espacio cercano a la Tierra . Los medios de comunicación internacionales chinos insisten engañosamente en el carácter pacífico, cooperativo y científico de su programa espacial nacional. Sin embargo, la ambiciosa naturaleza del programa espacial chino indica que el principal objetivo de Pekín es dominar el espacio cercano a nuestro planeta.
Los dirigentes del Partido Comunista Chino (PCCh) son plenamente conscientes de las ventajas que los sistemas espaciales estadounidenses proporcionan a sus tropas en las operaciones de combate. Los satélites estadounidenses de recogida y transmisión de datos han demostrado su inestimable valor para las unidades estadounidenses desplegadas en Irak, Afganistán y para las fuerzas de operaciones especiales que persiguen a terroristas en todo el mundo.
El Ejército Popular de Liberación (EPL) de China ha reconocido el gran valor que la recopilación de información espacial estadounidense ha supuesto para las fuerzas ucranianas que luchan contra las tropas invasoras rusas.
En este sentido, un objetivo estratégico del EPL es desplegar por el espacio la red de satélites «Beidou», equivalente a los «ojos y oídos» estadounidenses en el cielo. El comandante del EPL del Comando de Teatro Occidental de China podrá emplear los satélites Beidou para vigilar los despliegues de las fuerzas militares indias a lo largo de la extensa y tensa frontera chino-india. Los chinos reclaman grandes secciones de esta frontera como su territorio soberano, que China amenaza con invadir como hizo el EPL en 1962 y 2020-21.
La Comisión Militar Central del PCCh también utiliza sus sistemas espaciales para mantener un estricto control de los activos militares chinos. Los dirigentes del Partido y del EPL en el Teatro Militar Oriental de China podrían utilizar los recursos espaciales para ordenar a los mandos regionales chinos que adopten unas reglas de enfrentamiento más agresivas de lo normal, que atenten contra los derechos soberanos de varios Estados vecinos, especialmente en las aguas e islas de los mares de China Meridional y Oriental.
Al parecer, el PCCh pretende emplear sus recursos espaciales para ganar una guerra a Estados Unidos en el Pacífico occidental, donde es más probable que se produzcan enfrentamientos entre las dos superpotencias. El EPL chino se prepara abiertamente para la guerra, sobre todo en las zonas donde las reivindicaciones territoriales y marítimas de Pekín son ilegales y hegemónicas. La agresividad del programa espacial chino es especialmente evidente en sus proyectos antisatélite. Uno de aquellos programas incluye un satélite maniobrable que puede situarse a una distancia de ataque de satélites estadounidenses y aliados.
La proximidad de estos vehículos antisatélite chinos revela claramente la misión de degradar y/o cegar la recogida y transmisión de datos de inteligencia por parte de los sistemas estadounidenses. Otro proyecto antisatélite chino incluye un satélite con un garfio, diseñado para capturar satélites estadounidenses como preludio inmediato de una guerra. Pekín planea ganar una guerra en el espacio como parte de su objetivo general de sustituir a Estados Unidos como potencia dominante. Una evaluación estima que el 84% de los lanzamientos espaciales de China son de naturaleza militar, lo que indica que el PCCh puede estar decidido quedar como la única superpotencia.
Algunos comentaristas apuntan al plan de China de alcanzar y, con el tiempo, superar los logros espaciales de Estados Unidos. Mientras que los gastos presupuestarios de EE.UU. relacionados con el espacio en 2022 de unos $z (es decir «zillion«, un número elevado pero impreciso) empequeñecen el presupuesto de China de aproximadamente $12 mil millones, el programa espacial chino obtiene más «bang for the buck». Todas las empresas chinas orientadas al espacio están totalmente controladas por el PCCh. La infraestructura espacial es otra vara de medir para determinar el serio compromiso de ambas superpotencias de poder librar una guerra utilizando la dimensión espacial cercana al planeta. Estados Unidos tiene siete puertos espaciales y China, cuatro. Ambas naciones tienen planes detallados para ampliar las infraestructuras existentes. El número de lanzamientos en 2021 es una señal clara más de que China es un adversario decidido y en alza. En 2021, EE.UU. realizó 51 lanzamientos desde sus puertos espaciales, China 55.
Pekín está construyendo un modelo de estación de investigación lunar en cooperación con Rusia y Venezuela. China también planea enviar un equipo de astronautas a la Luna en 2030. Para llevar a cabo esta misión, la agencia espacial china debe crear cohetes más grandes, con mayor capacidad de empuje. En consecuencia, China sigue trabajando en la creación del cohete Larga Marcha 9. No es casualidad que China aspire a alcanzar la paridad espacial con Estados Unidos en 2030. Incluso el Pentágono considera que China podría superar las capacidades de Estados Unidos en el espacio en 2045. A lo largo de las próximas décadas, China maximizará sin duda sus esfuerzos para lograr la primacía en el espacio cercano a la Tierra.
Lo más probable es que sea también en la dimensión espacial, así como en la guerra biológica, donde la humanidad reciba el chivatazo de que está a punto de estallar un gran conflicto armado entre China y Estados Unidos. En la actualidad, China no sólo dispone de «satélites asesinos», sino que además:
«Pekín también ha desarrollado rápidamente una serie de capacidades de guerra espacial, incluidos varios tipos de misiles antisatélite lanzados desde tierra capaces de alcanzar satélites en diferentes órbitas; láseres terrestres que pueden cegar o dañar satélites en órbita; y pequeños satélites robóticos capaces de maniobrar y agarrar satélites en órbita.»
Lo más probable es que China intente acabar con la recopilación de inteligencia estadounidense -«ojos y oídos en el cielo»- antes de las operaciones de combate en tierra. Estados Unidos, si un inminente enfrentamiento militar parece inevitable, puede verse obligado a «tomar represalias preventivas» inutilizando los activos espaciales de recopilación de inteligencia y transmisión de datos de China; si puede hacerlo.
«[S]i el ejército estadounidense no cambia de rumbo, vamos a perder rápido», dijo en 2021 el Teniente General de la Fuerza Aérea S. Clinton Hinote, jefe adjunto del Estado Mayor para estrategia, integración y requisitos. «En ese caso, a un presidente estadounidense se le presentaría probablemente casi un fait accompli«, sostuvo, recurriendo a un término «utilizado a menudo en contextos de estrategia militar estadounidense para describir un escenario en el que un adversario de Estados Unidos es capaz de derrotar una estrategia estadounidense antes incluso de que pueda ponerse en marcha».
Parece que ya es hora de que Estados Unidos aumente su presupuesto de defensa en lugar de recortarlo, posicione armas en Taiwán con fines disuasorios y se tome en serio la tarea de reconocer al Partido Comunista Chino, liderado por el presidente Xi Jinping, no como un «competidor», sino como un adversario, y uno difícil de tratar.