septiembre 27, 2025
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Peregrinos de la Eucaristía: una comunidad centrada en el misterio del altar

Los Peregrinos de la Eucaristía surgieron en Colombia en el año 2005 como una comunidad católica de vida consagrada con el deseo de reflejar el amor de Cristo presente en la Eucaristía. Integrada por sacerdotes, hermanos y hermanas consagradas y laicos, esta familia espiritual ha desarrollado una labor misionera que busca alimentar al mundo con el Pan de Vida. Su crecimiento ha estado guiado por un estilo de vida evangélico, en el que destacan la pobreza, la gratuidad del servicio y una alegría profunda que brota de la fe.

El nombre que les identifica, “Peregrinos de la Eucaristía”, revela su identidad espiritual. El peregrino es aquel que camina hacia un destino sagrado, y en este caso, se trata de caminar a la manera de Cristo, el Cordero, en obediencia al Padre y hacia la patria celestial. Su misión es anunciar la presencia viva de Jesús en la Eucaristía, transformando la vida de las personas mediante iniciativas pastorales y sociales que brotan del altar y se proyectan hacia el mundo.

Fundación y carisma de los Peregrinos de la Eucaristía: una propuesta de vida eucarística y mariana

La comunidad fue fundada por Francesco María de la Santísima Trinidad y Amada Clara de los Sagrados Corazones de Jesús y María, dos jóvenes colombianos que, después de un proceso de conversión, recibieron el impulso espiritual para iniciar esta obra. En 2005, y con el respaldo del obispo Raúl Scarrone, en Uruguay, comenzaron a construir lo que hoy es una comunidad presente en distintos países y diócesis.

Desde sus inicios, los fundadores compartieron una espiritualidad profundamente eucarística y mariana. Esta espiritualidad se manifiesta en un modo de vivir centrado en la oración, la adoración, el abandono a la providencia y una fuerte comunión con la Iglesia. Los primeros pasos fueron sencillos pero decididos: recorridos por distintas regiones colombianas, encuentros con jóvenes, vigilias, misiones y una entrega incondicional a quienes más lo necesitaban.

El carisma de los Peregrinos se caracteriza por su dinamismo misionero, por la humildad de sus miembros, y por una actitud constante de disponibilidad para servir a las personas. María, bajo la advocación de la Madre de la Eucaristía, acompaña y guía a esta comunidad como maestra espiritual que enseña a vivir como Jesús, con amor, silencio y entrega total.

Diversidad vocacional: una sola familia con múltiples expresiones

La comunidad se estructura en tres ramas: sacerdotes y hermanos consagrados, hermanas consagradas y laicos comprometidos. Aunque cada rama tiene una forma particular de vivir el carisma, todas están unidas por una misma visión espiritual y una misión común. Esta diversidad enriquece la vida comunitaria y permite abarcar más realidades pastorales.

Los consagrados y consagradas viven en casas independientes, pero se unen con frecuencia en las tareas de evangelización, formación y misión. Los laicos, por su parte, participan activamente en los proyectos de la comunidad, aportando su experiencia y talentos. Esta colaboración expresa la unidad y complementariedad entre los distintos estados de vida dentro de la Iglesia.

La vida fraterna, el trabajo en equipo y la búsqueda constante de la voluntad de Dios marcan el día a día de esta comunidad que ha sabido adaptarse a los tiempos sin perder su identidad eucarística. Allí donde hay necesidad, los Peregrinos buscan hacerse presentes, llevando consuelo, fe y esperanza.

Presencia significativa en Estíbaliz y otras diócesis españolas

En España, la comunidad ha echado raíces en varios lugares, destacando especialmente el santuario de Nuestra Señora de Estíbaliz, en Álava. Este santuario, revitalizado por los Peregrinos, es hoy un centro de espiritualidad y acogida, donde se celebra la liturgia, se acompaña a los peregrinos y se ofrece un espacio para la oración y la escucha.

Dentro del recinto se encuentra Amaren Etxea, un restaurante-bar que va más allá de la restauración material. Inspirado en el espíritu mariano y eucarístico de la comunidad, este espacio se ha convertido en un lugar de acogida, escucha y fraternidad, donde se comparte no solo alimento, sino también tiempo, atención y amor.

Además de Álava, la comunidad está presente en diócesis como Getafe, Pamplona-Tudela y Sevilla, entre otras. En estos lugares llevan adelante misiones rurales, colaboraciones con parroquias y congregaciones, promoción vocacional, acompañamiento familiar y otras acciones pastorales que responden a las realidades locales.

Evangelización creativa: la música como medio de anuncio

Una de las facetas más llamativas de los Peregrinos de la Eucaristía es su labor musical. A lo largo de los años, han compuesto y producido diversos álbumes de música espiritual, con canciones que nacen de su experiencia de fe y de su vida comunitaria. Estos materiales están disponibles en plataformas como Spotify, YouTube y Deezer, permitiendo así que su mensaje llegue a públicos muy diversos.

La canción “Vuelve al Corazón de Jesús” es una de sus composiciones más representativas. Fue creada con motivo del centenario de la consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús y se interpretó en el emblemático Cerro de los Ángeles, en Getafe. A través de esta música, los Peregrinos logran tocar corazones, abrir caminos espirituales y sembrar la semilla de la fe.

Además de su dimensión artística, la comunidad participa en encuentros eucarísticos internacionales, donde comparte su testimonio y establece lazos con otras realidades eclesiales. Esta red de colaboración les ha permitido fortalecer su misión y proyectar su carisma más allá de las fronteras.

Una respuesta concreta al hambre de sentido

Inspirados en el mandato de Jesús: “Dadles vosotros de comer”, los Peregrinos de la Eucaristía entienden su misión como una respuesta concreta al hambre espiritual que experimenta el ser humano. No se trata solo de hablar de Dios, sino de ser presencia viva del amor divino en medio de las realidades cotidianas.

Su trabajo se desarrolla en múltiples frentes: desde la adoración hasta la atención a las familias, desde el anuncio misionero hasta el acompañamiento de jóvenes. Cada iniciativa nace del encuentro con Cristo Eucaristía y busca reflejar su rostro en la vida de las personas. Esta actitud los convierte en testigos cercanos y humildes del Evangelio.

La comunidad no busca protagonismo, sino fidelidad. No persigue reconocimiento, sino santidad. Y desde esa discreción, se convierte en un faro de luz para quienes desean profundizar en su relación con Dios y vivir una fe encarnada, sencilla y verdadera.

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