Akureyri: un rincón mágico en el fiordo Eyjafjördur
Nos acercamos hasta Islandia, una joya en el Atlántico Norte y un país que despierta la imaginación de viajeros en busca de aventuras gracias a su naturaleza virgen, sus paisajes increíbles y una cultura rica en historia. En este viaje hemos de abrigarnos bien para soportar las bajas temperaturas mientras exploramos una de las ciudades más encantadoras del país: Akureyri.
Akureyri, situada en el norte de Islandia, es una ciudad pequeña y algo alejada de las rutas turísticas, especialmente si la comparamos con la bulliciosa Reikiavik, la capital del país. Sin embargo, esta población pintoresca, con algo menos de veinte mil habitantes, tiene un encanto único que la hace muy especial. Lo que le falta en tamaño, lo compensa con creces en belleza natural y cultura auténtica.
Lo primero que notamos cuando llegamos a Akureyri es el majestuoso fiordo Eyjafjördur que baña la ciudad. Este fiordo, el más largo de Islandia, se extiende unos 60 kilómetros tierra adentro, ofreciendo una vista impresionante de montañas nevadas y aguas tranquilas. La presencia de este fiordo le da a Akureyri un ambiente de paz y serenidad que nos invita a desconectar del ajetreo de la vida cotidiana.
Uno de los lugares más emblemáticos de Akureyri es su iglesia. Este templo, que data de los años 40, se alza en una pequeña colina en el centro de la ciudad.
Además de ser un lugar de culto, la iglesia es un tesoro arquitectónico que cuenta con impresionantes vidrieras que representan pasajes de la historia cristiana de Islandia. Estas vidrieras son una ventana al pasado religioso del país y son un testimonio de la importancia de la fe en la cultura islandesa.
El Museo de Arte de Akureyri es otro lugar que no podemos dejar de visitar. Alberga impresionantes colecciones de obras de arte contemporáneo, tanto nacionales como internacionales. En sus salas podemos admirar pinturas, esculturas y exposiciones temporales que nos invitan a apreciar la diversidad artística que existe en Islandia.
Seguimos nuestro paseo por Akureyri para descubrir su jardín botánico, un rincón de belleza natural en plena ciudad. Estos jardines albergan una asombrosa variedad de plantas autóctonas e internacionales en medio de un entorno tranquilo y cuidado. Durante los meses de verano, los jardines están en pleno esplendor, con flores de colores vivos que crean un paisaje mágico.
La gastronomía en Akureyri es capaz de convencer a los paladares más exigentes. En esta ciudad, encontramos restaurantes que sirven platos elaborados con ingredientes locales frescos, como pescado recién capturado y cordero islandés. Los amantes de la comida pueden disfrutar de la oportunidad de probar platos auténticos de la tradición local, como el ‘plokkfiskur’, un delicioso guiso de pescado. Además, Akureyri cuenta con cafeterías acogedoras donde podemos disfrutar de un buen café islandés.
Pero lo que realmente hace que Akureyri sea especial es su comunidad. A pesar de su pequeño tamaño, la ciudad bulle con gran actividad. Sus habitantes son conocidos por su amabilidad y calidez, y siempre están dispuestos a dar la bienvenida a los visitantes con una sonrisa. La ciudad también alberga eventos culturales y festivales a lo largo del año, lo que nos brinda la oportunidad de sumergirte en la vida local y experimentar la auténtica Islandia.
Como curiosidad, cabe destacar que Akureyri ha instalado semáforos con forma de corazón, una amable y simpática manera de indicarnos cuándo es el momento de pasar o de parar con nuestro vehículo.
No podemos despedirnos de Akureyri sin contemplar uno de los espectáculos naturales más bellos que se dan en el planeta. Hablamos de las auroras boreales.
La ubicación de la ciudad, a orillas del fiordo Eyjafjördur y rodeada de montañas, le proporciona un entorno relativamente oscuro y libre de contaminación lumínica, lo que es esencial para su observación, especialmente si nuestra visita coincide con la temporada de auroras, que generalmente va desde finales de septiembre hasta mediados de abril. Disfrutar de este espectáculo natural en los alrededores de la ciudad, una experiencia que resulta sencillamente inolvidable.