octubre 14, 2024
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Durante 2021 fueron asesinados 16 cristianos cada día

Los cristianos asesinados "por su fe" fueron 5.898, un incremento del 24% con respecto a [la edición publicada en] 2021 (cuando sólo fueron masacrados 4.761). Adicionalmente, "6.175 creyentes fueron detenidos sin ser sometidos a juicio, condenados o encarcelados", y 3.829 fueron secuestrados.

Por Raymond Ibrahim

En 2021 se registró «la peor persecución de cristianos de la historia», con una media de 16 cristianos asesinados por sus creencias cada día.

El dato procede de la World Watch List-2022 (WWL-2022), publicada recientemente por la organización humanitaria internacional Open Doors. Se trata de un informe que cada año enumera los 50 países donde los cristianos sufren más persecución por su fe. La WWL utiliza datos aportados por trabajadores de campo y analistas externos.

Según la WWL-2022,

más de 360 millones de cristianos sufren elevados niveles de persecución y discriminación por su fe, un incremento de 20 millones con respecto al último año. Esa cifra equivale a uno de cada siete cristianos existentes en el mundo. En este año se registró el mayor nivel de persecución desde que se publicó la lista por primera vez, hace 29 años.

Los cristianos asesinados «por su fe» fueron 5.898, un incremento del 24% con respecto a [la edición publicada en] 2021 (cuando sólo fueron masacrados 4.761). Adicionalmente, «6.175 creyentes fueron detenidos sin ser sometidos a juicio, condenados o encarcelados», y 3.829 fueron secuestrados.

Quizá aún más indicativo de la aversión al cristianismo es el dato de que 5.110 iglesias o recintos cristianos (escuelas, monasterios, etc.) fueron atacados y profanados.

Los datos arriba mencionados quieren decir que cada día se asesinó a 16 cristianos por su fe, se detuvo ilegalmente y encarceló o se secuestró a 27 y se destruyeron o profanaron 14 iglesias.

Por primera vez desde que se publican estas WWL, Afganistán, que durante años ha ocupado el segundo lugar, tras Corea del Norte, se ha encaramado al primer puesto, lo que quiere decir que en estos momentos «es el lugar más peligroso del mundo para un cristiano». En Afganistán:

  • Los varones cristianos afrontan una muerte casi segura cuando su fe queda al descubierto.
  • Las mujeres y las niñas puede que escapen de la muerte, pero para ser desposadas con jóvenes talibanes que quieren «botín de guerra». Tras ser violadas, las mujeres y las niñas son puestas a la venta.
  • El régimen talibán ha ganado acceso a registros y documentos que le permiten identificar a cristianos, que a menudo son detenidos para desmantelar redes cristianas antes de ser eliminados.
  • Los combatientes talibanes siguen buscando cristianos, a veces de puerta en puerta.

Hay otros diez países donde los cristianos padecen «persecución extrema»: Corea del Norte (2º), Somalia (3º), Libia (4º), el Yemen (5ª), Eritrea (6), Nigeria (7), Pakistán (8º), Irán (9º), la India (10º) y Arabia Saudí (11º). En ellos se exponen al acoso, las violaciones, las palizas, la cárcel o el asesinato por el mero hecho de identificarse como cristianos o acudir a misa.

Llamativamente, en 9 de esos 11 países la «persecución extrema» adquiere la forma de opresión islámica o tiene lugar en países de mayoría musulmana. Lo que significa que el 82% de la peor persecución tiene lugar en nombre del islam.

La tendencia recorre toda la lista: la persecución que los cristianos experimentan en 39 de esos 50 países es pura opresión islámica o se produce en países de mayoría musulmana. La gran mayoría de esos países se rigen de alguna forma por la sharia (la ley islámica), que puede ser aplicada por el Estado, por la sociedad o, más frecuentemente, por ambos, aunque las sociedades –familiares furiosos con un converso– tienden a ser más intransigentes en su aplicación.

En una sección titulada «Envalentonados: la talibanización en África Occidental y más allá», el informe sugiere que la tendencia se va agravando:

«[L]a caída de Kabul ha alimentado una nueva sensación de invulnerabilidad entre grupos yihadistas de todo el mundo. Que creen que sus planes expansionistas no serán confrontados seriamente por Occidente y explotan a países con Gobiernos débiles o corruptos (…) El África subsahariana, donde la violencia contra los cristianos ya es elevada, está expetimentando un incremento de la violencia yihadista, lo que suscita el temor de que una parte significativa de la región quede expuesta a la desestabilización (…)».

En otra sección, el documento abunda:

«Boko Haram sigue causando estragos en Nigeria y Camerún, el Estado Islámico se encuentra activo en África Occidental y Mozambique y Al Shabab controla vastas extensiones de Somalia. Parece que nada puede hacerse para detener el avance del extremismo islámico.

«Sabemos qué significa la ideología islámica radical para los creyentes porque ya lo hemos visto en Irak y Siria. Cuando el ISIS se hizo con porciones de Oriente Medio, en ellas los cristianos fueron ejecutados, secuestrados, agredidos sexualmente. Donde grupos como Boko Haram y Al Shabab están activos, las amenazas son inevitables. Cuando los talibanes se hicieron con el control de Afganistán, trataron de parecer moderados, pero no hay indicios de que al cristianismo le espere otra cosa que una sentencia de muerte».

Aunque el islam sigue llevándose la parte del león en la persecución, el nacionalismo religioso en los países no musulmanes también está en auge. En Myanmar (12º),

«los conversos al cristianismo (…) se ven perseguidos por sus familiares budistas o musulmanes o por sus comunidades por haber abandonado su fe y, con ello, la vida comunitaria. Las comunidades que quieren seguir siendo sólo budistas hacen imposible la vida a las familias cristianas al no permitirles usar las fuentes de agua comunitarias».

El auge del nacionalismo hindú ha catapultado a la India al décimo lugar de los países en que la persecución es «extrema»:

«La persecución de los cristianos en la India se ha intensificado, pues el objetivo de los extremistas hindúes es limpiar el país de su presencia e influjo. Los extremistas se creen los verdaderos indios y desprecian a los cristianos y a los miembros de las demás minorías, y piensan que el país debería ser purificado de no hindúes. Esto ha llevado al señalamiento sistemático y a menudo violento de cristianos y miembros de otras minorías religiosas, lo que incluye la utilización de las redes sociales para difundir desinformación y excitar el odio. La pandemia de la covid-19 ha procurado una nueva arma a los perseguidores. En algunas zonas, los cristianos han sido deliberadamente ignorados en la distribución local de ayuda y acusados de extender el virus».

Otros países han explotado también de una u otra manera la pandemia para discriminar o perseguir a los cristianos. Así, «la covid-19 dio a las autoridades chinas (17º) una excusa para clausurar numerosas iglesias –y mantenerlas clausuradas».

En Qatar, «la violencia contra los cristianos se incrementó notablemente porque numerosas iglesias fueron obligadas a cerrar por las restricciones de la covid-19». Qatar, «que albergará este año el Mundial de fútbol, y donde los conversos padecen violencia física, psicológica y sexual (las mujeres)», ha subido 11 puestos en la lista (ahora está en el 18º y el año pasado estaba en el 29º).

En Bangladés (29º), las autoridades dijeron a musulmanes conversos al cristianismo que, como sus pares musulmanes, buscaban ayuda gubernamental: «Volved al islam o no recibiréis nada». «Hemos visto a muchos lugareños y vecinos recibir ayuda gubernamental, pero los crisianos no recibimos nada», confesó uno de ellos.

En la República Centroafricana, que ha sido duramente golpeada por la pandemia de la covid-19, «a los cristianos se les negó la ayuda gubernamental y se les dijo que se convirtieran al islam si querían comer».

Otra tendencia llamativa tiene que ver con el creciente número de personas desplazadas en sus propios países o en el extranjero: 84 millones. «Una cantidad significativa son cristianos que huyen de la persecución religiosa». Los cristianos que acaban refugiados en países islámicos pueden acabar viendo cómo «se les niega ayuda humanitaria u otra asistencia práctica por parte de las autoridades».

Más:

«Las mujeres cristianas que abandonan sus hogares y buscan refugio informan de los abusos sexuales como la principal fuente de persecución, con mútiples informaciones de mujeres y niñas sometidas a violación, esclavitud sexual, etc., tanto en los campos como en su periplo en busca de seguridad. La pobreza y la inseguridad se suman a su vulnerabilidad, y algunas recurren a la prostitución para sobrevivir. A medida que el yihadismo se extienda y desestabilice naciones, cabe esperar que el éxodo cristiano se multiplique.

Aunque el informe se limita a los cincuenta países que más persiguen, parece que la persecución está creciendo en todo el mundo. Así, aunque Corea del Norte ocupa ahora el segundo lugar, el informe explica que allí «la persecución de hecho ha aumentado [en comparación con el año precedente], aunque [el país] haya caído en el ranking». He aquí un reflejo de lo mal que están yendo las cosas.

Igualmente, los crímenes de odio contra el cristianismo en Europa Occidental están en cifras récord. Según un informe publicado el 16 de noviembre de 2021 por la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, al menos una cuarta parte –aunque presumiblemente mucho más– de todos los crímenes de odio registrados en el Viejo Continente en 202o fueron anticristianos, lo que representa un aumento del 70% con respecto a 2019. El cristianismo es, además, la religión más afectada por los crímenes de odio, con el judaísmo siguiéndole de cerca en segundo lugar. Ahora bien, hay muchos menos judíos en el mundo (apenas 15 millones) que cristianos (2.800 millones).

Aunque los medios raramente identifican a quienes están detrás de los ataques anticristianos, muchos de los cuales tienen que ver con la vandalización de iglesias, es significativo que los países europeos que más los sufren son los que tienen más población musulmana, por ejemplo Alemania (donde los crímenes anticristianos se han más que duplicado desde 2019) y Francia (donde se informa de que cada día dos iglesias sufren ataques, algunas veces con heces humanascomo en el mundo musulmán).

Como signo de lo mal que está la persecución en todo el mundo, cabe indicar que ninguna nación europea está en el top 50.

En definitiva, quizá la tendencia más preocupante sea que el número de cristianos perseguidos sigue creciendo cada año. Como hemos visto, según las más recientes estadísticas, en el mundo hay 360 millones de cristianos padeciendo «altos niveles de persecución y discriminación». Lo que representa un 6% de incremento respecto a 2021, cuando la cifra fue de 340 millones, que a su vez fue un 31% superior a la de 2020 (260 millones), que a su vez fue un 6% superior a la de 2019 (245 millones), que a su vez fue un 14% superior a la de 2018 (215 millones).

En resumidas cuentas: la persecución de los cristianos, que ya era terrorífica, se ha incrementado un 70% en los últimos cinco años, y no hay señales de que vaya a remitir.

¿Cuánto tiempo pasará hasta que esta tendencia al parecer irreversible se metastatice a naciones que ahora celebran su libertad religiosa?

Raymond Ibrahim, autor de Crucified Again («Crucificados de nuevo») y Sword and Scimitar («La espada y la cimitarra»), es Distinguished Senior Fellow en el Gatestone Institute, Shillman Fellow en el David Horowitz Freedom Center y Judith Rosen Friedman Fellow en el Middle East Forum.

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