abril 16, 2024
OPINIÓN

Nada nuevo que ofrecer

Por Santiago Casero

Se pregunta el señor Casado qué está pasando para que todo le salga tan mal. Quizás, señor Casado es que el señor Sánchez es más listo que usted aunque, en su descargo, he de reconocer que si el señor Soros no fuese la mano que mece la cuna del señor Redondo, él y usted podrían protagonizar un remake de la película «Dos tontos muy tontos».

El señor García Egea era consciente de la traición que le iban a ejecutar al señor López Miras. Pero el campeón mundial de escupir huesos de aceitunas prefirió, al igual que el señor Rajoy, el deshonor antes que morir en las urnas fagocitado por VOX. Y usted asintió.

No avisaron a la señora Ayuso quien, aconsejada por el señor Rodríguez (Miguel Ángel), abandonó el cubata en la barra y ejerció de discípulo del señor Aznar para contrarrestar ese tsunami urdido desde la Moncloa con el beneplácito, previo estipendio, de la señora Arrimadas.

Si ese verso suelto de la señora Ayuso no hubiera reaccionado, su dicha hubiese sido completa ya que se hubiese diluido con menos ruido que la señora Álvarez de Toledo. Porque, en el fondo y en la superficie, señor Casado, usted es tonto de continuar la linde una vez acabada.

Usted, señor Casado, piensa que lo que le dicen los palmeros del señor Redondo, que nunca votarán a la derecha a no ser que les mejoren sus retribuciones mensuales, va a ser seguido por esos quienes opinan que tener un criterio propio es un derecho inherente a su libertad. Craso error.

Señor Casado, usted se equivoca insultando al señor Abascal como principal argumento en una moción de censura contra el señor Sánchez. Y así le ha ido aunque el señor García Ferreras le pasase la mano por el lomo como al perro que ha terminado siendo.

Usted podrá acabar salvando Castilla y León porque el señor Igea es contrario a la señora Arrimadas y Andalucía porque el señor Moreno es íntimo amigo del señor Marín. Pero señor Casado, usted pasará a la Historia como aquel cobarde señor Gil Robles que, tras arrasar en las elecciones de 1933, no se atrevió a gobernar por miedo a los señores Prieto y Largo Caballero. Y el señor Feijoó, nefasto traidor a la idea de España, le va a acabar poniendo mirando a Cuenca.

Todos los citados en el texto, ahora que lo he repasado, sois merecedores del calificativo de mierdas antes que de señores. Pero aunque no sé como terminará esto, me alegro que al régimen le huela el futuro a tierra.

SANTIAGO CASERO
Politólogo y analista político. Ha sido subdirector de la revista NOSOTROS y CIŔCULO AHUMADA. Tertuliano en los programas «Punto de Vista» e «Intertulia». Colaborador en numerosos diarios digitales.
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