El silencio de la ONU y la UE ante las «escandalosas violaciones a los derechos humanos» en Irán
Por Majid Rafizadeh |
El régimen iraní ha incrementado significativamente sus violaciones de los derechos humanos. La ONU y la UE, que tanto hablan de DDHH, están haciendo la vista gorda.
Según un informe de Amnistía Internacional publicado el pasado 2 de septiembre, son varias las instancias del régimen iraní, entre ellas la Judicatura, las fuerzas de seguridad y el Ministerio de Inteligencia, implicados en tales abusos y crímenes.
El informe dice:
La policía, los servicios de inteligencia, las fuerzas de seguridad y los funcionarios de prisiones cometen, con la complicidad de jueces y fiscales, toda una serie de estremecedoras violaciones de los derechos humanos de los detenidos, como detenciones arbitrarias, desapariciones forzosas, torturas y otra clase de malos tratos.
Según el informe, entre las víctimas hay niños de tan solo 10 años. Teherán pone en la mira sistemáticamente a quienes toman parte de manifestaciones. Así, la semana pasada la Corte Suprema emitió dos sentencias de muerte contra el campeón de wrestling Navid Afkari, también condenado a seis años y medio de prisión y a recibir 74 latigazos, según Iran International. También fueron detenidos sus dos hermanos: Vahid fue condenado a 54 años y 74 latigazos y Habib, a 27 y 74.
Mientras la UE y la ONU callan, el presidente de la UFC (Ultimate Fighting Championship), Dana White, y el de EEUU, Donald Trump, han pedido a los dirigentes iraníes que no ejecuten al luchador. Trump tuiteó:
He oído que Irán pretende ejecutar a Navid Afkari, la popular estrella del wrestling de 27 años de edad, que lo único que ha hecho ha sido participar en manifestaciones antigubernamentales. Protestaban por «el empeoramiento de la situación económica del país y por la inflación»…
(…) A los líderes de Irán, les agradecería enormemente que perdonaran la vida a este joven y no lo ejecutaran. ¡Gracias!
Por su parte, Dana White escribió:
Sólo quiero decir que también yo, con todo respeto y humildad, pido a los funcionarios gubernamentales de Irán que, por favor, no ejecuten a este hombre y le salven la vida.
Queda al albur de la Judicatura o la Corte Revolucionaria Islámica que mucha gente sea detenida bajo cargos ambiguos como «esparcir la corrupción sobre la Tierra» (moharebeh), «librar la guerra contra Dios» o «poner en peligro la seguridad nacional». Las confesiones forzadas y las torturas físicas o psicológicas descuellan en el proceso por el que los tribunales iraníes condenan a los acusados a muerte.
Según varios informes, Afkari y sus hermanos fueron torturados para que testificaran los unos contra los otros e hicieran confesiones que posteriormente se emitieron por televisión.
«Durante cerca de 50 días, soporté las torturas físicas y psíquicas más horrendas», escribió Afkari en una carta.
Me golpeaban con palos y bastones, en los brazos, las piernas, el abdomen y la espalda. Me ponían una bolsa de plástico en la cabeza y me torturaban hasta que me asfixiaba, al borde de la muerte. También me metían alcohol en la nariz.
Sobre todo para instilar el terror entre potenciales disidentes, el régimen recurre desde hace décadas a la tortura y la muerte para castigar la posesión de cannabis, por ejemplo. La tortura es física y psíquica. De nuevo Amnistía Internacional:
Las víctimas son a menudo encapuchadas y privadas de la visión; golpeadas, pateadas y azotadas; golpeadas con palos, mangueras de goma, cuchillos, bastones y cables; mantenidas en vilo o forzadas a estar en posiciones dolorosas durante periodos prolongados de tiempo; privadas de alimento y agua potable en cantidad suficiente; encerradas en confinamiento solitario, en ocasiones durante semanas o incluso meses; y privadas de atención médica para la curación de heridas sufridas en manifestaciones o como consecuencia de las torturas.
Quizá piense usted que la UE o la ONU han condenado a los mulás por su brutalidad. Bueno, pues lo cierto es que su régimen está siendo recompensado. El 14 de agosto, el Consejo de Seguridad de la ONU votó a favor de que el embargo de armas que pesa sobre Irán desde hace 13 años sea levantado en octubre. Lo cual significa que los mulás podrán comprar, vender y exportar todas las armas convencionales que deseen.
La UE y la ONU están también abogando por mantener el acuerdo nuclear (PAIC), que Teherán jamás ha suscrito, y por dejar levantadas todas las sanciones, pese a las repetidas violaciones iraníes. El 4 de septiembre, la Agencia Internacional de la Energía Atómica informó de que las existencias iraníes de uranio enriquecido habían alcanzado los 2.105 kilogramos (4.640 libras), casi 10 veces la cantidad que se había autorizado tener a Teherán. Los mulás tienen ya el suficiente uranio enriquecido para confeccionar una bomba nuclear, si así lo desean. Unos 1.000 kilos de uranio enriquecido sólo al 5% pueden refinarse para la fabricación de otra bomba nuclear.
En agosto, el presidente de turno del Consejo de Seguridad, el indonesio Dian Triansyah Djani, rechazó la propuesta norteamericana de que se volvieran a imponer todas las sanciones a Irán. Quizá ha llegado la hora de que EEUU deje de financiar la ONU, o al menos que pague «sólo por lo que el país quiere, y en la expectativa de obtener aquello por lo que ha pagado».
Pese a las décadas de esfuerzos reformistas, poco o nada ha cambiado en la ONU. Pese a aportar una parte desproporcionada del presupuesto, EEUU sigue siendo frecuente objeto de autos de fe. El único consuelo es que aún no han quemado al embajador norteamericano. En 2017 pudo leerse en un artículo publicado en el Wall Street Journal:
¿Por qué tolera esto EEUU? (…) esquivar votaciones sonrojantes equivale a consentir unos gastos crecientes.
EEUU debería rechazar ese régimen impositivo internacional y en su lugar avanzar hacia las contribuciones voluntarias (…) Se trata de un incentivo por desempeño que el sistema vigente, de cuotas asignadas, sencillamente no procura (…)
Los cinco consejos económicos y sociales regionales, que no tienen logros concretos, tampoco merecen la financiación norteamericana. Si las naciones creen que esas organizaciones regionales merecen la pena –proposición harto dudosa–, son enteramente libres de financiarlas. Por qué EEUU se supone que tiene que hacerlo es incomprensible.
Lo siguiente son las vastas burocracias de la ONU. La mayoría de esos presupuestos podrían recortarse con poco o ningún impacto mundial. Pensemos en la Oficina para los Asuntos de Desarme. El Programa de Desarrollo de la ONU es otro ejemplo. También se podrían lograr ahorros significativos reduciendo las sedes de la ONU que son poco más que organismos que se perpetúan a sí mismos, incluyendo muchas que se ocupan de las cuestiones palestinas. La UNRWA podría subsumirse en el Alto Comisionado para los Refugiados.
La ONU y la UE deben pedir cuentas a los dirigentes iraníes o se verán reducidas a la irrelevancia, que probablemente sea lo suyo.
El Dr. Mayid Rafizadeh, consultor de estrategia empresarial y politólogo, se formó en Harvard, es miembro de la directiva de la Harvard International Review y preside el International American Council on the Middle East. Autor de varios libros sobre el islam y la política exterior norteamericana, su correo electrónico es Dr.Rafizadeh@Post.Harvard.Edu.