Rusia está arrojando a Suecia y a Finlandia a los brazos de la OTAN
Judith Bergman
La concentración de tropas rusas en la frontera de Ucrania y los ultimátums de Moscú a la OTAN para que detenga su ampliación y se repliegue en su flanco oriental están generando tensión en el norte de Europa. En modo amenazador, Moscú ha advertido de que el ingreso en la OTAN de Finlandia y Suecia –que ya tienen lazos estrechos con la Alianza Atlántica– acarrearía «graves consecuencias militares y políticas que requerirían una respuesta adecuada» de su parte.
Ante la creciente tensión con Rusia, Suecia ha reforzado sus defensas y enviado soldados y equipamiento militar pesado a su mayor isla, Gotlandia, estratégicamente situada en el Báltico, a sólo 330 kilómetros de Kaliningrado, sede de la flota rusa en dicho mar. Las tropas suecas están patrullando las calles de Visby, así como su puerto y su aeropuerto. Estocolmo lleva años asistiendo al deterioro de la seguridad en su entorno, con repetidas incursiones rusas en su espacio aéreo y sus aguas territoriales.
Más recientemente, Suecia está viendo cómo drones de tipo militar sobrevuelan sus plantas nucleares y eléctricas, sus palacios reales y áreas militares. Según el servicio de seguridad sueco (Säpo), se sospecha que la actividad de los drones está relacionada con la recopilación no autorizada de «información secreta». Se han avistado drones cerca del Parlamento y de dependencias gubernamentales, del palacio real de Estocolmo y de los aeropuertos de Kiruna y Lulea, en el norte del país. El 30 de enero las fuerzas de seguridad detuvieron a un ruso que estaba operando un dron cerca de uno de los castillos de la Familia Real. El hombre dijo ser un turista.
En 2019, tras comprender que carecía de capacidades militares fundamentales y que no sería capaz de defenderse ante una ofensiva rusa, Suecia decidió incrementar su gasto militar cerca de un 40%, lo que le llevó a aumentar su presupuesto militar en 27.500 millones de coronas (31.000 millones de dólares) para 2025.
«En esta situación no se puede descartar nada. Puede acabar en un invasión total, con los riesgos que entraña la invasión de uno de los mayores países de Europa, aunque creo que está fuera de duda que vaya a suceder nada», ha declarado el jefe de las Fuerzas Suecas de Defensa, Micael Bydén. «La única cuestión es saber qué pasa».
El teniente general Michael Claesson, jefe de Operaciones Conjuntas del Ejército sueco, declaró a Reuters que éste ha advertido en tiempos recientes un incremento de capacidades ofensivas foráneas en las proximidades de Suecia. «Los buques de desembarco rusos son un ejemplo de ello», dijo. «Cruzaron el Gran Cinturón [danés] y prosiguieron hacia el Báltico».
A diferencia de Suecia, Finlandia, que comparte una extensa frontera con Rusia, nunca ha dejado de invertir en sus capacidades defensivas. Así, recientemente adquirió 65 F-35, por valor de 9.500 millones de dólares, para reemplazar sus aviones de combate más antiguos. Según su excanciller Erkki Tuomioja, Finlandia «puede movilizar una reserva de 280.000 soldados adiestrados, lo que no puede hacer ningún otro país europeo».
En una reunión con Suecia y Finlandia celebrada el 24 de enero debido al empeoramiento de la seguridad en Europa, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, invitó a ambos países a sumarse a su organización enfatizando que cada nación tiene el derecho a elegir sus alianzas militares:
«La puerta de la OTAN sigue abierta. La OTAN coopera estrechamente con Finlandia y Suecia, y respetamos plenamente vuestras políticas de seguridad, firmes e independientes. Corresponde únicamente a Finlandia y a Suecia decidir el rumbo que desean tomar. No a Rusia. Ni a nadie más. Las naciones soberanas tienen derecho a la autodeterminación».
Finlandia ha dejado muy claro que se reserva la opción de unirse a la OTAN. Su presidente, Sauli Niinisto, reaccionó vigorosamente a las amenazas rusas diciendo:
«El margen de maniobra y la libertad de elección finlandeses comprenden la posibilidad de un alineamiento militar y de solicitar el ingreso en la OTAN, para que seamos nosotros los que decidamos».
La primera ministra finlandesa, Sanna Marin, comparte el sentir de Niinisto, pero también ha dicho que no contempla la solicitud de ingreso en la OTAN durante su mandato, que finaliza en abril de 2023.
Irónicamente, Moscú podría acabar empujando a Finlandia y a Suecia hacia las filas de la OTAN. Las amenazas rusas están forzando a ambos países a repensar su neutralidad y desencadenando en ellos nuevos debates al respecto. Un diputado finés ha afirmado que su país está ahora «más cerca que nunca» de solicitar el ingreso en la Alianza, mientras el rechazo al mismo se encuentra en mínimos históricos. Según una encuesta reciente, más de una cuarta parte de los finlandeses (28%) son partidarios del ingreso, mientras que un 42% se declara en contra y los indecisos suman el 30%. En el pasado, el rechazo al ingreso llegó a estar en el 68%. Consultados por su parecer si Suecia se sumara a la organización atlántica, los finlandeses partidarios del sí subirían hasta el 38% y el rechazo se quedaría en el 39%.
«Estamos forjando acuerdos para una cooperación más estrecha que nunca no sólo con la OTAN, sino con el Reino Unido y con EEUU», afirma Elina Valtonen, vicepresidenta de la opositora Coalición Nacional; y añade que sumarse a la OTAN sería un «paso natural».
También en Suecia la oposición a la incorporación a la OTAN está en mínimos históricos, con un 37% de partidarios y un 35% de detractores, según un sondeo reciente. En cambio, en 2017 el sí a la OTAN estaba en el 32% y el no en el 43. Por el momento, Suecia no tiene una opción OTAN incorporada a su política exterior pública, pero ahora cuenta con una mayoría de partidos en el Parlamento que quieren que sí que la haya, como en Finlandia. Se trata de un cambio notable respecto a un pasado en el que la neutralidad desempeñaba un papel fundamental.
No son únicamente Suecia y Finlandia quienes, en el norte de Europa, perciben a Rusia como la mayor amenaza. En su más reciente valoración de seguridad, el Servicio de Inteligencia de la Defensa danés concluía que Rusia es una de las mayores amenazas para la seguridad del país, especialmente por sus operaciones ofensivas de inteligencia y ciberespionaje. A diferencia de Suecia y Finlandia, Dinamarca sí es miembro de la OTAN.
«A Rusia le preocupa mucho Dinamarca por nuestra localización geográfica y nuestra pertenencia a la OTAN. Está claro que la situación en el Báltico, donde hay ejercicios militares de alto nivel, suscita preocupación», afirmó la jefa de la inteligencia danesa, Anja Dalgaard-Nielsen. Dinamarca ha enviado cuatro cazas a los Estados bálticos, y muy probablemente una fragata de su Armada se desplace al Báltico para contribuir a las labores de patrullaje de la Alianza en la zona. Trine Bramsen, ministra danesa de Defensa, ha afirmado que es «una señal muy clara a Rusia».